Globalización, el nuevo dios Jano

La antigua frase “paren el mundo, que quiero bajarme” no fue escrita a raíz de, ni para la globalización. Convengamos, sin embargo, que pocas otras condiciones a las que se ha enfrentado la sociedad ameritan tan adecuadamente su uso. La globalización ha traído tal cúmulo de situaciones nuevas, que entenderla es ya un trabajo muy laborioso, mas aún si una parte de esta misma sociedad está interesada en que sólo veamos a sus faces positivas, amistosas. Quienes están en este extremo son-huelga decirlo- los dueños de la globalización. Es decir, las personas, grupos financieros o mega empresas que obtienen inmensos beneficios de ella. También ellos controlan los medios de comunicación masiva, por lo que no es fácil que el análisis crítico que se haga a este proceso llegue a ser difundido, en términos comparativos, remotos siquiera a las alabanzas provenientes de los primeros.

La obra que ponemos a disposición de nuestros lectores se inscribe en el ámbito de quienes, desde hace años, han analizado el lado indeseable de la globalización y así lo han expresado, tanto en Chile, como en foros de distintos países del mundo.

La velocidad que ha tomado este mundo en sí mismo que es la globalización, hace que los acontecimientos sean más una película vertiginosa (hasta el extremo de hacerse borrosa), que un panorama que los propios actores puedan detenerse a contemplar. Los acontecimientos de Seattle, Washington, Génova de ayer, hasta el atentado de las torres gemelas de Nueva York, serán ya historia al momento en este libro esté disponible para Ud. Sin embargo, en ese momento, seguirá teniendo sentido la frase con la que iniciamos esta síntesis. No podemos detener el mundo de la globalización, claro está, podemos, el menos, procurar hacerlo un poco más habitable, un poco más humano.